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La nueva era de los voceros: por qué tu CEO también debe ser un líder comunicador

En un entorno marcado por la inmediatez, la sobreinformación y la desconfianza hacia las instituciones, la figura del CEO ya no puede limitarse al ámbito operativo o estratégico. Hoy, el liderazgo también se mide por la capacidad de comunicar con claridad, empatía y propósito. El CEO ha dejado de ser solo el rostro de la empresa ante inversionistas o directorios; ahora es también su voz pública, su tono emocional y su brújula reputacional.

El liderazgo ya no solo se ejerce desde la gestión: se consolida desde la comunicación.

El CEO como activo reputacional

En el pasado, muchas organizaciones adoptaban una postura reactiva frente a la comunicación: el vocero aparecía solo en momentos críticos o cuando se necesitaba hacer un anuncio relevante. Pero ese modelo ha quedado obsoleto. Hoy, las audiencias —internas y externas— valoran la transparencia, el liderazgo visible y la narrativa coherente. Y el CEO tiene un rol determinante en esa construcción.

Una vocería sólida humaniza a la organización, transmite estabilidad en tiempos de incertidumbre y conecta emocionalmente con los públicos clave. Lo que se comunica desde el liderazgo ya no solo representa a una persona: encarna los valores y la visión de toda la compañía.

Cuando el silencio pesa más que el error

Una intervención mal gestionada puede corregirse. Pero un silencio prolongado ante un momento complejo puede ser interpretado como indiferencia, negligencia o falta de liderazgo.

Un caso cercano es el de Roberto Alvo, CEO de LATAM Airlines, quien asumió el cargo en abril de 2020, en plena crisis global por la pandemia. Su debut como líder fue también su prueba de fuego comunicacional: anunciar la reestructuración financiera del grupo y su solicitud de acogerse al Capítulo 11 de la Ley de Quiebras en EE. UU.

Alvo optó por una estrategia de vocería directa, empática y constante, brindando entrevistas a medios de toda la región, con un tono mesurado y humano. En sus mensajes, evitó tecnicismos excesivos y puso el foco en los trabajadores y pasajeros. Su liderazgo visible contribuyó a mantener la confianza en la marca incluso en uno de los momentos más críticos para la industria aérea latinoamericana.

Este caso demuestra que, en tiempos de alta exposición, la reputación no solo se pierde por lo que se hace, sino también por lo que no se dice a tiempo.

La vocería no se improvisa

Ser un buen CEO no garantiza ser un buen vocero. Comunicar estratégicamente requiere entrenamiento. No se trata de memorizar un discurso o responder preguntas difíciles con habilidad política, sino de construir una narrativa que refleje autenticidad, coherencia y alineamiento con los valores de la empresa.

En Aral Comunicaciones trabajamos con líderes que entienden que la comunicación es parte de su gestión. Por eso, desarrollamos entrenamientos personalizados de vocería estratégica, donde abordamos temas como:

· Control emocional ante cámaras y medios.

· Estructuración de mensajes con enfoque reputacional.

· Lenguaje corporal y presencia escénica.

· Tono, ritmo y credibilidad comunicativa.

El objetivo no es convertir al CEO en un presentador, sino dotarlo de herramientas para convertirse en el vocero que su organización necesita.

Un líder que comunica lidera mejor

Las empresas más influyentes y resilientes del mundo tienen algo en común: líderes visibles que saben comunicar en todos los escenarios. Desde entrevistas en medios hasta reuniones con colaboradores o mensajes en redes sociales, su voz marca la pauta, transmite rumbo y genera confianza.

Porque en la nueva era de la comunicación corporativa, no basta con dirigir: hay que representar. Y eso implica hablar, escuchar, responder y conectar.

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